La única hija

Imagen de JamesDeMers. Pixabai.


Fui afortunada. La última de siete hermanos y la única hija; de haber nacido chico, mi existencia habría sido un recorrido de obstáculos y privaciones con un final en soledad y pobreza.

Como nací niña, mi vida fue planificada desde el primer día. Me convertí en la preferida de mi noble padre, y superé a mis hermanos a la hora de recibir su afecto: colmó mi infancia de caprichos y lujos, y me aseguró una dote que igualaba a la fortuna de su heredero.

Pero nunca me casé; yo no quise y mi madre estuvo conforme; tampoco lo habría conseguido: mi altura y gran porte intimidaban a mis pretendientes. Me quedé con el dinero y creé un imperio con mis negocios. Me convertí en la más rica de la familia.

Ahora, a punto de terminar mi vida, mi fortuna será para mis sobrinos más jóvenes, los que no recibirán nada de su padre. Se ahorrarán de terminar como sus tíos, los segundones, que murieron pronto y pobres como carne de cañón en las guerras, o tísicos entre los muros de un monasterio perdido.

Yo, en cambio, pronto me liberaré de esta mentira, la que mi madre me obligó a guardar de por vida, y que sólo ella y yo conocimos:

Porque soy un hombre, siempre lo he sido. Bendita sea su astucia.

Olga Lafuente.

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